martes, 17 de abril de 2012

Clio: palabras mayores en Jumilla

No avisé a mis amigos. El primero que lo probó me miró, ¿pero no me dijiste que es un Jumilla?, y siguió catandolo. Fue un verdadero éxito con los invitados, les gusto a todos sin excepción.

Miguel Gil, murciano renovador del Jumilla, y Jorge Ordoñez, influyente importador de vinos españoles en USA, encargaron el proyecto al enólogo australiano Chris Ringland, para conseguir ensamblar la uva Monastrell autóctona con la Cabernet Sauvignon, que no se utilizaba en esta zona. 

En solo 10 años, Bodegas Juan Gil ha confirmado su exitosa irrupción con dos de los grandes referentes de la España vinícola, Clio y El Nido. Para elaborar Clío se utiliza 30% cabernet y 70% monastrell. En la elaboración y la crianza está muy presente la madera. La crianza en barrica se prolonga hasta los 22 o 26 meses. Por eso se precisa un largo periodo de permanencia en botella para integrar todo este roble, aunque Clío ya está bueno al poco de ser embotellado. 

En 2005 salieron al mercado las primeras botellas y se vendieron exclusivamente en USA. El éxito en este país fue inmediato: vino de altísima calidad a unos precios competitivos en america, elevados para el mercado español. Después, las buenas críticas y las altas puntuaciones de los expertos han hecho que la demanda española haya crecido. Aún así, el 90% de la producción se vende fuera de España. 

Estamos ante un vino mediterráneo, cálido, con mucha fruta madura, pero la elevada carga alcohólica (15,5º), no se nota nada, y se ve compensada por una acidez excelente. 

En boca es impresionante, espectacular,se bebe practicamente solo. Posee una gran estructura, con taninos muy bien integrados y dulces, y se afinarán más todavía en la botella. Multitud de agradables sensaciones y un largo, elegante y dulce final de boca. Potencia, carnosidad, sabor y opulencia se combinan en el paladar de este vino que poco a poco va creciendo en la botella. 

Según las teorias de los expertos,por sus características, conviene decantar este vino, y airearlo aproximadamente una hora antes de degustarlo. A mi, personalmente, me agrada más servir directamente de la botella, y comprobar cómo evoluciona en la copa, y el cambio en sus aromas según pasa el tiempo. Incluso evoluciona el color, a un rojo rubí. Cuestión de matices, en todo caso, para un vino extraordinario.

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